DECLARACIÓN CATÓLICA CONTRA LA USURPACIÓN DE LA SEDE APOSTÓLICA Y EL TERRORISMO DE ESTADO

DECLARACIÓN CATÓLICA CONTRA LA USURPACIÓN DE LA SEDE APOSTÓLICA Y EL TERRORISMO DE ESTADO

1. Declaro firmemente que Jesucristo, Rey del Universo, es Nuestro Señor y, junto al Inmaculado Corazón de Nuestra Señora, la Santísima Siempre Virgen María, que al final triunfará, traerá la paz verdadera en su segunda, gloriosa y definitiva venida al final de los tiempos.

Por lo tanto, reconozco al derecho divino muy por encima del derecho humano; la supremacía de la Iglesia por encima de cualquier estado, partido o ideología; la supremacía de la caridad sobre la legalidad; la obediencia a Dios antes que a los hombres. Obediencia que no es ciega ni irracional sino más bien suprarracional que se concreta en la confianza absoluta en Dios, reconoce la fragilidad del cuerpo pero también, la inmortalidad del alma.


2. La Santísima Siempre Virgen María fue concebida sin pecado original, es Santa desde su concepción y, por lo tanto, NACIÓ SANTA. Es Reina y Señora de todo lo creado y, por los méritos de Nuestro Santísimo Redentor, es Co-Redentora (Corredentora), Intercesora y Medianera de todas las gracias.


3. Nuestro Señor Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, nos salvó con Su Preciosísima Sangre. Su Sangre es Sagrada y Santa (Sacrosanta), no es pagana ni profana. Alabado sea el Cordero sin defecto y sin mancha, puro e inmaculado que nos salva.


4. El dios-Estado o milenarismo o mesianismo material es la religión del Anticristo que dará paz y abundancia material, fin de la pobreza y de la enfermedad materiales, con el precio de la apostasía final y universal contra Dios Trinidad único y verdadero, Su Cristo y Su Iglesia; y a costa de la supresión del Santo Sacrificio Propiciatorio del Altar, cercenando así la Cabeza Mística (Sagrada Jerarquía) del resto del Cuerpo Místico (el pueblo fiel), pues el más Sublime de los Santos Misterios de la Fe (Sacramentos) sólo es celebrado presencial y visiblemente por los Pastores en ausencia de los fieles o con su "presencia virtual" (ausencia) que no es más que otro engaño y coletazo del Maligno y del Anticristo en el que han caído y por el cual se ha precipitado un tercio de los santos (cf. Ap XII, 4). Los Santos Misterios de la Fe, los Sacramentos, son signos visibles de la gracia invisible; no se pueden administrar a distancia ni de modo "virtual" (en el sentido electrónico, informático y cibernético de la palabra).

Por lo tanto, ningún Estado o potestad humana puede establecer e instaurar la paz verdadera y el culto verdadero que sólo provienen de Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, en Unión con el Espíritu Santo; y que no es el mismo dios en quien creen los protestantes ni los musulmanes ni los judíos.


5. El dios de los protestantes pretende tener sacrílegamente a la Madre del Autor de la Vida muerta, enterrada y pudriéndose bajo tierra, enseña blasfemamente que la Virginal Azucena del Paraíso se unió carnalmente a Su Castísimo Esposo San José y tuvo más hijos carnales; el dios protestante ha mutilado y deformado a la Sagrada Liturgia, enseña que el Santo Sacrificio Propiciatorio del Altar es una comida y una fiesta pero no un sacrificio propiciatorio, lo profana sacrílegamente, desprecia la Presencia Real de Nuestro Señor Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Santo Sacrificio Propiciatorio del Altar y menoscaba a la ininterrumpida Sucesión Apostólica y a la Sagrada Tradición Apostólica las cuales descansan sobre la fe insuperable de los Doce, los Padres de la Iglesia, la fe de los Confesores y Doctores y el Magisterio fiel al Sagrado Depósito de la Fe.

El Dios católico ha llevado al Cielo a Su Madre en Cuerpo y Alma y la ha coronado como Reina y Señora de todo lo creado, la preservó del pecado original desde Su Inmaculada Concepción, y la ha hecho Mediadora de todas las divinas gracias; el Dios católico aparece obediente sobre el Altar apenas son pronunciadas las palabras de la Consagración, es el Autor y Dueño de la Sagrada Liturgia, fundó la Iglesia sobre el Apóstol San Pedro, confirió Su poder y derecho divino a Sus Doce Apóstoles y a sus sucesores, los obispos, y preserva del error y mantiene en la Verdad a Su Única Esposa, la Iglesia Una Santa Católica y Apostólica con la garantía de la asistencia especial del Espíritu de la Verdad prometido a los Doce; salva por caminos misteriosos que sólo Él conoce a los hombres de buena voluntad que no conocen a Jesucristo pero siguen fielmente la luz de su conciencia para obrar; corrige porque ama (cf. Ap III, 19) y por eso enseña que EXTRA ECCLESIAM NULLA SALUS (San Cipriano). Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Vos.

Por lo tanto, no creemos en el mismo Dios, católicos y protestantes.


6. El dios del modernismo (o progresismo, cloaca de todas las herejías) no castiga ni corrige, no amenaza porque no ama al pecador sino a su pecado, es sincretista, panteísta y se ha prostituido con otros dioses, ídolos o demonios.

El Dios católico es celoso y no tiene ninguna comunión con Belial; corrige y castiga porque ama al pecador pero odia a su pecado, porque no quiere  condenarlo, sino salvarlo. Es lento a la cólera y rico en Misericordia. Creó el infierno para los ángeles rebeldes y el Paraíso para los hombres. Sin embargo hay hombres que se rebelan contra Él y sus mandatos y deciden por su propia voluntad, como su destino eterno, ir al infierno. Y, aunque no quiere la muerte del impío sino que se arrepienta del mal y viva (Ez XVIII, 23; XXXIII, 11); y aunque durante toda la vida terrenal del pecador le da la oportunidad de pasar por la puerta de su Misericordia en vez de pasar por la puerta de su Justicia a la hora de su muerte, en su infinita sabiduría, respeta el libre albedrío del hombre; por eso no saca a los condenados del infierno, no porque no pueda, puesto que nada es imposible para Él, sino porque son ellos los que no quieren salir de allí jamás pues odian a Dios eternamente.

Por lo tanto, no creemos en el mismo Dios, los católicos y los modernistas (progresistas).


7. El dios de los musulmanes proviene de una herejía, no cree que Nuestro Señor Jesucristo sea Dios, ni que la Virgen sea Virgen, impone su falsa fe irracional y persigue a muerte a los cristianos.

El Dios católico, único y verdadero, ha probado su amor por nosotros en una Cruz cuando éramos sus enemigos a causa de nuestro pecado, atrae con su mansedumbre a los humildes de corazón, es rígido con los soberbios para que se conviertan y es dulce con los humildes para que perseveren, los escoge como almas víctimas de Su Pasión para que colaboren en la Redención del género humano; la Fe del Dios católico, único y verdadero, es suprarracional nunca irracional y persigue al pecador hasta el final con Su Misericordia para que no pase por la puerta de Su Justicia. El Dios católico, único y verdadero, manda a evangelizar a todas las naciones y hace crecer a Su única Iglesia por la atracción del testimonio de vida de sus hijos, por la predicación de Su Palabra y por la administración de Su gracia invisible por medio de signos visibles de los Misterios de la Fe o Santos Sacramentos.

Por lo tanto, no creemos en el mismo Dios, los católicos y los musulmanes.


8. El dios de los judíos aún no ha enviado a su mesías; y, en nombre de este mismo dios, sus fieles mandaron a matar al verdadero Mesías. Sus discípulos persiguen y odian a los discípulos del verdadero Cristo y han pedido que Su Sangre caiga sobre ellos y sobre sus hijos.

El Dios católico, único y verdadero, ha enviado a Su Único Hijo y Mesías, abolió la ley del glorioso pero caduco Antiguo Testamento (cf. II Co III, 4-18) dándole pleno cumplimiento (cf. Mt V, 17) para establecer el aún más glorioso y eterno Nuevo Testamento. Se reveló Trinitario y Único y Verdadero Dios: el Padre es Dios, y el Hijo es Dios, y el Espíritu Santo es Dios, sin embargo no son tres sino un solo Dios, Único y verdadero.

Por lo tanto, no creemos en el mismo Dios, los católicos y los judíos.


9. Los dioses de los politeístas y de los panteístas no soportan el más mínimo análisis teológico.


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