JESÚS ENSEÑA EN CAFARNAÚM Y CURA A UN ENDEMONIADO

Proclamación del Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Marcos 1, 21-28




Entraron después en Cafarnaúm, y Jesús comenzó luego en los sábados a enseñar al pueblo en la sinagoga. Y los oyentes estaban asombrados de su doctrina; porque su modo de enseñar era como de persona que tiene autoridad, y no como los escribas.

Había en la sinagoga un hombre poseído del espíritu inmundo, el cual exclamó, diciendo: ¿Qué tenemos nosotros que ver contigo, oh Jesús Nazareno? ¿Has venido a perdernos? Ya sé quién eres: eres el Santo de Dios.

Mas Jesús le conminó diciendo: Enmudece, y sal de ese hombre. Entonces el espíritu inmundo, agitándole con violentas convulsiones, y dando grandes alaridos, salió de él, y quedaron todos atónitos, tanto que se preguntaban unos a otros: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta? El manda con imperio aun a los espíritu inmundos, y le obedecen.

Con esto creció luego su fama por toda la Galilea.

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CURACIÓN DE UN ENDEMONIADO EN LA SINAGOGA DE CAFARNAÚM

DE LAS REVELACIONES PRIVADAS DE JESÚS A MARÍA VALTORTA 

Nihil Obstat Obispo Roman Danylak
Imprimatur Obispo Sooser Pakiam

Veo la sinagoga de Cafarnaúm. Ya está llena de gente que está esperando. Algunos en la puerta miran furtivamente a la plaza, todavía soleada aunque esté cayendo la tarde.

Por fin un grito: "¡Ha llegado el Rabí!"

Toda la gente se vuelve hacia la puerta, los más bajos se ponen de puntillas o tratan de pasar adelante. Se produce algún pequeño altercado y hay algunos empujones a pesar de las amonestaciones de los encargados de la sinagoga y personalidades de la ciudad.

"La paz esté con todos aquellos que buscan la Verdad". Jesús está en el umbral de la puerta y saluda bendiciendo con los brazos tendidos hacia adelante. La luz vivísima de la plaza soleada recorta su alta figura aureolándola de luz. Ha dejado el cándido vestido y viste el color azul oscuro que lleva normalmente. Avanza entre la muchedumbre, que se abre y cierra torno a Él como olas en torno a una nave.

Se oye un gran murmullo entre la multitud, que se abre para dejar pasar a un hombre todo convulso, sujetado por una mujer. La mujer le empuja y le arrastra, y el pobrecillo tiembla aún más fuerte. 
El jefe de la sinagoga le advierte a Jesús: "¡Ten cuidado! El demonio está para atormentarle de un momento a otro... y entonces se lanza hacia uno, araña y muerde". La gente deja paso comprimiéndose contra las paredes. Los dos están ya frente a frente. Un instante de lucha interior. Parece que el hombre, acostumbrado al mutismo, encuentra dificultad en hablar; gime... la voz se forma en palabras: "¿Qué hay entre nosotros y Tú, Jesús de Nazaret? ¿Por qué has venido a atormentarnos? ¿Por qué has venido a exterminarnos, Tú, Señor del Cielo y de la Tierra? Sé quién eres: el Santo de Dios. Ninguno, en la carne, fue más grande que Tú, porque tu carne de hombre encierra el Espíritu del Vencedor Eterno. Ya me has vencido en..."

"¡Calla! Sal de este hombre. Te lo ordeno". Una especie de extraño paroxismo se apodera del hombre. Se revuelve entre convulsiones, como si hubiera alguien que le maltratase con bruscos golpes y empujones; chilla con voz deshumana, echa espuma y luego cae arrojado al suelo para levantarse sorprendido y curado.


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DE LA CATENA ÁUREA

21-22
Y entran en Cafarnaúm; y luego entrando los sábados en la Sinagoga, los enseñaba. Y se pasmaban de su doctrina, porque enseñaba como teniendo potestad, y no como los escribas.

San Jerónimo
Al redactar San Marcos el texto de su Evangelio, no siguió el orden de la historia, pero guardó el de los misterios. De aquí que refiera como primero la santificación de los sábados diciendo: "Y entran en Cafarnaúm".

Teof
Cuando se reunían el sábado los escribas, entró a enseñar en la sinagoga. Por lo cual sigue: "Y entrando los sábados en la sinagoga les enseñaba". La ley mandaba celebrar el sábado reuniéndose todos para consagrarse a la lectura. Cristo enseñaba argumentando, no adulando como los fariseos. Y continúa: "Y se admiraban de su doctrina, porque les enseñaba como teniendo potestad, y no como los escribas." Enseñaba con potestad, convirtiendo a los hombres al bien y advirtiendo con penas a los que no creían.

Beda
Los escribas enseñaban también a los pueblos lo que está escrito en Moisés y los Profetas. Pero Jesús, como Dios y Señor del mismo Moisés, con la libertad de su voluntad añadía a la ley lo que le parecía que le faltaba, o variándola predicaba al pueblo, según leemos en San Mateo (5, 21-44): "Se dijo a los antiguos; pero yo os digo."

23-28
Y estaba en su Sinagoga un hombre poseído del espíritu impuro y exclamó diciendo: "¿Qué hay entre nosotros y tú, Jesús Nazareno? ¿Viniste a perdernos? Sé quién eres, el Santo de Dios". Y Jesús le amenazó diciendo: "Enmudece, y sal de ese hombre". Y agitándole extraordinariamente el espíritu inmundo, y dando una gran voz, salió de él. Y todos se admiraron de tal modo, que unos a otros se preguntaban diciendo: "¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? ¿Por qué manda con imperio a los espíritus impuros y le obedecen?" Y su fama se difundió rápidamente por toda la región de Galilea.

Beda
Puesto que por envidia del diablo entró la muerte en el mundo (cap. 2), debió obrar la medicina de salvación contra el mismo autor de la muerte. Por eso dice: "Y había en su Sinagoga un hombre poseído del espíritu impuro".

San Crisóstomo
Se llama espíritu al ángel, al aire y al alma, y también al Espíritu Santo. Así, para que no caigamos en error por ser uno mismo el nombre, añade "impuro", porque es impuro a causa de la impiedad y de su alejamiento de Dios, y porque se mezcla en todas las obras impuras y malas.

San Agustín
Cuánta fuerza tiene verdaderamente contra la soberbia de los demonios la humildad de Dios, quien ha venido entre nosotros como siervo. Esto lo saben también los demonios, quienes se lo han expresado al mismo Señor revestido de la debilidad de la carne: "Y exclamó diciendo: ¿Qué hay entre nosotros y Tú Jesús Nazareno?", etc. En estas palabras se ve claramente que había en ellos ciencia, mas no caridad.

Beda
Viendo al Señor en la tierra, creían los demonios que habían de ser juzgados al momento.

San Crisóstomo
Habló así como si dijera (el espíritu inmundo): Arrojando la impureza de los corazones de los hombres y depositando en ellos tu pensamiento divino, no nos das lugar en ellos.

Teof
El demonio decía que era su perdición salir del hombre, porque los demonios carecen de caridad y juzgan que sufren algún mal cuando no dañan a los hombres. Y sigue: "Sé quién eres, el Santo de Dios".

San Crisóstomo
Es como si dijese: Tengo puesta la atención en tu venida, pues no tenía noticia segura y cierta de la venida de Dios. Le dice Santo, cno como a uno de tantos, porque santo era también cada uno de los profetas. Le dice que es el único Santo (así lo expresa el artículo que se pone en griego), y verdaderamente por temor lo reconoce Señor de todo.

San Agustín
Se dio a conocer a ellos según quiso, y quiso cuanto convino. No se dio a conocer como a los santos ángeles que, participando de su eternidad, gozan de Él como Verbo que es. Se dio a conocer como debía para aterrarlos y librar de su tiránico poder a los predestinados. No se dio a conocer a los demonios como Vida eterna, sino por ciertos efectos temporales de su poder que, más que a la debilidad de los hombres, eran sensibles a los ángeles y aún a los espíritus malignos.

San Crisóstomo
La Verdad no quería el testimonio de los espíritus impuros, y por esto dice: "Y Jesús le amenazó diciendo", etc. Con esto se nos da la saludable enseñanza de que no creamos a los demonios aunque anuncien la verdad. Y sigue: "Y agitándole extraordinariamente el espíritu", etc. Y para que no se juzgase que las palabras de aquel hombre que hablaba discreta y sabiamente nacían de su corazón sino del demonio, permitió a éste que agitase extraordinariamente al hombre. De este modo se demostraba que era el demonio quien hablaba.
 
Teof
Para que los que lo presenciaban considerasen el mal de que se libraba el hombre, y creyesen a causa del milagro.
 
Beda
Puede parecer que las palabras de San Marcos, agitándole extraordinariamente, o, como dicen algunos códices, atormentándole, se oponen a las de San Lucas, aunque no le hizo daño. Pero el mismo San Lucas dice ( Lc 4,25): "Habiéndole arrojado al suelo en medio de todos, salió de él, sin hacerle daño alguno". De donde se deduce que dijo lo mismo San Marcos con la frase: "Agitándole extraordinariamente o atormentándole", que San Lucas con esta otra: "Habiéndole arrojado al suelo en medio de todos". En cuanto a las palabras que siguen: "Sin hacerle daño alguno", dan a entender que aquel fuerte estremecimiento y maltrato corporal no lo debilitó ni le hizo perder ningún miembro, como suele suceder a aquéllos de quienes sale el demonio. Vista, pues, la fuerza del milagro, y admirando la novedad de la doctrina del Señor, se apresuran a indagar las cosas que oían por las que veían. Y continúa: "Y todos se admiraron", etc. Este era el objeto de los milagros: que se creyese con más certidumbre lo que se anunciaba en el Evangelio del reino de Dios, viendo que los que prometían goces celestiales a los hijos de la tierra, hacían ver en ella obras celestiales y divinas. Antes, según el evangelista, estaba enseñando a éstos como quien tiene potestad. Ahora, según el testimonio de la gente, manda con poder sobre los espíritus inmundos, quienes lo obedecen. Luego dice: "Y su fama pasó", etc.
 
Glosa
Lo que admiran mucho los hombres lo divulgan inmediatamente, porque de la abundancia del corazón habla la boca ( Mt 12,34).
 
San Jerónimo
Cafarnaúm en sentido místico significa granja de consuelo, y sábado descanso. Así, pues, el hombre con el espíritu inmundo sana con el descanso y el consuelo, de modo que el lugar y el tiempo convienen a la salvación. El hombre con el espíritu impuro es el género humano, en el cual reinó la impureza desde Adán hasta Moisés, porque sin ley pecaron, y sin ley perecieron ( Rom 2). Se manda callar al que conoce al Santo de Dios, porque los que conocieron verdaderamente a Dios no lo glorificaron como a Dios, sino que sirvieron más bien a la creatura que al Creador ( Rom 1). El espíritu que atormentaba al hombre salió de él. Acercándose la salvación, se acercó también la tentación. El faraón, que habría de dejar ir a Israel, persigue a Israel ( Ex 14). El diablo menospreciado se alza para hacer caer.

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